domingo, 24 de mayo de 2009

Una reacción social a la intrusión de las drogas en la vida

Por Elizabeth Buitrón Romero.


En la sociedad actual tal parece que una gran parte de la población tiene alguna relación con las drogas, unos como consumidores de este objeto otros su intrución en la vida cotidiana es casi impuesto por la "moda": camisetas, cintos, carteras por ejemplo con hojas de marihuana bordadas o pintadas se exhiben a la mirada propia y ajena; música que a través de los narco corrido, noticieros que inundan sus espacios contando los detalles de todo aquello que se relaciones con el narcotráfico y la lucha en contra de este.
La familiaridad con que la gente habla de los principales capos muestran el grado de convivencia social y cultural con noticas y rumores hacerca de situaciones que son problemáticas al interior de la sociedad que habitamos y nos habita.


Junto a esto hay que señalar que las campañas preventivas no logran aminorar el consumo de drogas. Como constatación está el hecho de que se ha recorrido la edad de inicio y además el número de consumidores, lamentablemente, va en aumento.

Recordemos que los adolescentes se constituyen, como rasgo característico, en la contradicción; además el sentimiento de omnipotencia aún está presente en esta edad que, puede vivirse o no en forma crítica.

Del universo de la población, son los adolescentes los que integran el grueso de los consumidores. La vulnerabilidad de este grupo tal vez este en relación con uno de los rasgos característicos de este estadio de la vida: los adolescentes se constituyen en la contradicción; además el sentimiento de omnipotencia está acompañado por la fantasía que excluye al sujeto de los efectos dañinos, “a los otros les fue mal, pero a mí no me puede pasar eso porque soy más alivianado”. En ocasiones el sujeto supone que él es el único a quien nada podría pasarle porque no es mas habil o mas listo que los demás.
Otro rasgo distintivo de quien es adolescente es el desafío. La fuerza que este genera impulsa, en algunos casos, no en todos, a realizar la experiencia de “probar a ver qué pasa” y objetar lo establecido.


La dificultad de aceptar las leyes y sostenerse en ellas se vuelve, poco a poco, en un rasgo no solo de los jóvenes.

Hoy día esta dificultad es, junto con la impunidad, un problema de carácter social. Desde un inicio los traficantes de estupefacientes encontraron la forma de coludirse con las autoridades. Burlar las leyes y hacer caso omiso junto al silencio de la sociedad hace posible la presencia de drogas en muchas ciudades y lugares que antes se consideraban seguros.


Una de las reacciones sociales a la intrusión de las drogas en la vida cotidiana es que la gente empieza a acostumbrarse, poco a poco, a convivir con el riesgo. No es la unica reaccion, ignorar lo que sucede es otra reacción frecuente a la intrusión de las drogas en la vida social y política.

La ignorancia puede dar tranquilidad pero no aleja al ignorante de los riesgos que la intrusión de las drogas y su tráfico generan en la vida cotidiana…

Esa forma de vida en que, la tranquilidad social y la seguridad era un rasgo de la vida en comunidad es ya algo que empieza a ser lejano.
El que consume drogas y quienes las trafican tiene una forma de vida que escogieron y son responsables de las consecuencias. Lo que parece que no es tomado en cuenta por la sociedad es que, imponen su estilo de vida a los otros.
Algumas noticias que conocemos a traves de los medios indican, por ejemplo, que algunos accidentes automovilisticos ocurrieron bajo los efectos de alguna droga. El conductor impone asi su locura a otros. Los efectos de la ingesta afectan no solo al conductor del auto, afectan a otros que la mala fortuna los reunió.
Las drogas y su tráfico producen consecuencias en la vida de cada quien.



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